Reemplazadas
las democracias por pseudo políticos que han difundido la globafascistización
corporatocrata, avalada por las esferas de los poderes económicos y
vinculados a cargos directivos de las
grandes empresas, han emergido las nuevas dictaduras que tienen por objetivo
extinguir los derechos legítimos y la conciencia lúcida.
Administradores
íntimamente relacionados con las grandes
corporaciones aparentando democracia han violando la esencia de esta superando
a la tecnocracia estatal complicada y deshumanizada, alcanzando el poder
mundial en todas las escalas y desarrollando sus ambiciones desmedidas, han
conseguido ejecutar su plan detestable contra las civilizaciones;
desvinculándose de los daños que producen, de sus obligaciones éticas con el
entorno vital y con los que sufren la miseria y/o la explotación.
Los
dirigentes que sientan su permanencia legislando en beneficio propio y a los
que se suman lobbies a los cuales les han transferido el poder regulador de los
derechos sociales, han incrementando el sistema de renta oligopólica. El
enriquecimiento financiero de los gestores acrecienta propuestas autoritarias
que establecen el caciquismo con programas homogéneos y excluyentes sostenidos
por la manipulación hacia los ciudadanos
pasivos que toleran y gritan con su silencio en contra de la justicia social.
Cuando
las personas tienen la esperanza de que las cosas cambian por generación
espontánea y disimulan la verdad, son reducidos sus derechos y estos se
degeneran en por las sociedades controladas
por la plutocracia, el poder omnímodo y
la amalgama de asociaciones públicas y privadas.
La
acción fraudulenta en la que impera la corrupción, la pésima administración de
los recursos y la estrategia de desmoralización ciudadana, han elevando el
número de personas que tienen miedo a perder lo poco que les queda y siguen
sin creen en
el poder que tiene la ciudadanía en la lucha de los derechos sociales. Si
superan los sentimientos negativos que les generan los gobiernos, se liberan de
la egoísta miserable condición humana que les esclaviza y actúan con honestidad
e integridad, podremos, sin duda, regenerar la sociedad.
Roberto
C. Insua
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